martes, 26 de mayo de 2015

¡¡¡Hagan juego!!!



Pasaron las elecciones municipales y en la mayoría de las comunidades autónomas. Los ciudadanos han manifestado sus preferencias, ahora es el tiempo de los partidos políticos, los ciudadanos son los que reparten las cartas y los políticos quienes juegan la partida. 

Las cartas están puestas en el tapete, y ahora serán los más habilidosos los que saquen partida a su mano, así algunos con una mala mano de inicio pueden conseguir grandes resultados por ser una carta clave para un logro mayor, otros por el contrario pese a haber resultado favorecido en el reparto de naipes tendrán difícil hacer valer sus cartas.

Dicho todo lo anterior y teniendo en cuenta que nos encontramos frente a unos resultados distintos en cada pueblo, ciudad o región de España se antoja a priori que se pueda llegar a un pacto a nivel general y de aplicación en todo el territorio entre las direcciones de las distintas fuerzas políticas de ámbito estatal. Así, lo sensato sería entrar en el análisis local y particular y ver sobre el terreno las distintas opciones de conformar gobiernos estables y que desde esa estabilidad se configure un proyecto común en beneficio de la comunidad que debe gobernar.

La experiencia demuestra que los pactos entre distintas fuerzas políticas no dan buenos resultados a todos los partidos integrantes de los mismos, produciendo en la mayoría de las ocasiones la “fagocitación” del pequeño a favor del grande; pero en otras, como el caso catalán, el resultado es justamente al contrario, es la fuerza emergente aquella que pasados  los años de gobierno es quien relega a la inicialmente mayoritaria a una posición más retrasada.

Por lo tanto sería deseable que los pactos se cocinasen a fuego lento, como lo hacían nuestras abuelas, sin prisas y con los ingredientes necesarios y de calidad que mejoren el resultado del guiso  a nivel general. Sólo así las fuerzas políticas pactantes saldrán airosas tras cuatro años de dura gestión.

Las fórmulas pasadas no son válidas, los partidos que formen coaliciones de gobierno, deberán moverse como si de un solo animal se tratase aunque tuvieran dos o tres cabezas, para ello no se me ocurre mejor fórmula que pactar sobre la base de un documento programático claro y conocido por la ciudadanía, donde vaya más allá del interés de quitar a uno para poner a otro; así como que los equipos de gobierno que se formen tanto en concejalías como en consejerías estén compuestos por personas pertenecientes a las distintas fuerzas políticas pactantes, sé que esto último puede resultar complicado pero sólo desde el esfuerzo por entenderse y desde el trabajo en equipo los resultados finales pueden ser satisfactorio. Repetir, bajo mi punto de vista, fórmulas fracasadas sólo conlleva a medio y largo plazo la pérdida de la confianza de los electores sobre algunos de los integrantes del gobierno.

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