viernes, 31 de julio de 2015

Mañana



¿Por dónde empezar, cuando de lo que se trata es de contar el final?

Supongo que lo correcto sería empezar por un  lejano enero de 2007, o quizás como en la novela del genial  Gabo “Crónica de una muerte anunciada”, por un muy presente 31 de julio de 2015.

Entre estas dos fechas ha transcurrido un periodo vital y central en mi vida, quizás también en la de muchos y muchas de las que puedan leer este post, porque durante estos años tomé las dos decisiones más importantes: la primera unirme para siempre a la mujer que amo, Cristina; y la segunda y más trascendente, la de ser padre. Pero si estos años trajeron felicidad también trajeron la tristeza, la de ver como la persona que más te ha querido se marchaba para siempre. 

Cuando comenzaba 2007 España se encontraba en la mejor época económica que había conocido, los españoles y españolas vivían “por encima de sus posibilidades” como si no hubiera un mañana o como si la fiesta no se fuera a terminar nunca, así al igual que otros muchos decidimos comprar una vivienda con su correspondiente hipoteca. Lo del precio de la vivienda por aquellos años era de locura y el Gobierno de entonces poco podía hacer para poner freno a una burbuja inmobiliaria y a las ansias especulativas de una población poco instruida en los negocios y que veían como el precio de su vivienda cada día era mayor y  querían pegar el “pelotazo” de su vida.

Pero sin saberse muy bien las causas, algunos hablan de que un simple resfriado en América (USA) se convirtió en una gripe peor que la  del tipo “A” en Europa, el viejo continente entraba en la crisis económica más dura conocida (con excepción del periodo de guerras) y como toda enfermedad, depende del estado de salud previa del enfermo, España junto con otros países del sur e Irlanda le tocaría llevarse la peor parte, a algunos de éstos la gripe empieza a convertirse en neumonía crónica. Así de la noche a la mañana las bolsas empezaron a caer en picado, el precio de la vivienda se desplomaba, los bancos no sólo no podían frenar la enfermedad sino que eran causantes del agravamiento de la misma, mientras que los políticos (algunos) miraban hacia otro lado y metían la mano en la caja.

Para salir de aquella situación, nuestros gobernantes no encontraron mejor solución que cargar sobre las espaldas de los trabajadores la pesada carga de una crisis insoportable, así fueron muchos los que vieron perder sus puestos de trabajo después de muchos años, otros tuvieron que emigrar lejos de sus casas para poder continuar con sus vidas y la mayoría vieron recortados sus sueldos y derechos. Y de aquellos polvos, estos lodos por los que yo transito en el día de hoy.

También durante estos años he conocido a compañeros y compañeras increíbles, tanto dentro de mi empresa como fuera de ella, compañeros que se han convertido en amigos para siempre de otros me quedaré con su trabajo y con su buen hacer, de todos ellos aprendí algo y que me llevo en mi mochila, petate que me acompaña en las distintas etapas que conforman este camino de vida.

Hoy cuando una puerta se cierra para siempre, comienzan mis vacaciones, lo que la vida me tenga deparado a partir de septiembre quién lo sabe, ahora mismo por mi cabeza revolotean ideas de emprendimiento e ideas para seguir construyendo un mundo mejor. Ahora que esta puerta se cierra puedo decir que la cierro sin rencores y con el ánimo de mirar al futuro con esperanza, “ligero de equipaje” y siendo alguien mucho mejor del que llegó.

Suerte a todos.