Hacía tiempo que no pasaba por mi
blog, la verdad es que tampoco tenía mucho que decir, aunque tampoco creo que
sea mucho lo que pueda decir ahora.
Estos meses los he dedicado a
escuchar a la gente, a los que saben, a los que dicen que saben y a aquellos
que creemos que es poco lo que sabemos, de esa escucha he llegado a la conclusión
de que el asunto económico está francamente mal, tanto en las economías domésticas
como en los datos macroeconómicos de España, pero que a mucha gente le sigue
preocupando las mismas cosas de siempre (el resultado de su equipo de futbol
el fin de semana, que concursante queda eliminado del reality de turno, si
lloverá en Semana Santa…), estas preocupaciones siendo de interés para el gran
público, no debieran de ocupar más que aquella porción de tiempo que nos ayude
a desconectar de esta sociedad tan cruel que estamos sufriendo. Pero la ciudadanía tiene que empezar a
preocuparse muy seriamente de los verdaderos problemas que padece Europa en
general y España en particular, problemas estructurales que están haciendo que
el edificio , mal llamado “Estado de Bienestar”, empiece a deshacerse como
castillo de arena, ha llegado el momento de aprovechar las oportunidades que
toda crisis representa para sanear las piedras defectuosas, sustituir aquellas
otras que presentan síntomas claros de desgaste y quitar otras que se han
demostrado inservibles para mantener un edificio en pié con la calidad
necesaria.
Llegados a este punto, se
necesitan personas comprometidas con los demás, con el medio que les rodea y con ellas mismas, capaces de emprender una
actividad económica generadora de recursos y riquezas, dispuestos a defender un
modelo público de educación y sanidad para todos y todas de calidad; se
buscan personas capaces de levantarse con una sonrisa diariamente y poner al
mal tiempo buena cara. Se necesitan trabajadores y trabajadoras prestas a
luchar por un puesto de trabajo digno pero solidario con el empresario que está
dispuesto a mantener esa actividad frente a tanto derrotismo, se necesitan
estudiantes capaces de devolver a la Sociedad toda la inversión que la Sociedad
ha hecho en ellos y se necesitan políticos sensibles, trabajadores y honestos
capaces de poner en prácticas nuevas políticas más cercanas, más justas y más
solidarias.
Si los ciudadanos no tomamos conciencia
del poder que tiene una ciudadanía concienciada y unida en la defensa del
modelo de sociedad que quiere, difícilmente se saldrá de esta situación de
manera sostenible en el tiempo. Juntos podemos y debemos empezar a construir el nuevo edificio que cobije nuestras esperanzas, nuestros sueños y deseos lejos de este ambiente gris que todo lo tapa y enmudece.