martes, 3 de junio de 2014

189 Horas y 30 minutos después.



189 horas y 30 minutos han transcurrido desde que se hicieran públicos los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo del pasado 25 de mayo celebradas en España y el Anuncio del Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de la intención del Monarca de España, Juan Carlos I, en abdicar en su tercer hijo, y primer hijo varón, el Príncipe de Asturias D. Felipe de Borbón y Grecia.

Según las declaraciones del propio Rey ofrecidas horas después, la decisión de ir dejando paso a la sucesión estaba decidida desde el pasado mes de enero, pero ¿por qué ahora? Justo una semana después de que  la voluntad del pueblo español se reflejara en las urnas, cuando las fuerzas mayoritarias ya no llegan al 50 % del respaldo electoral y cuando fuerzas políticas desde el arco de la izquierda, con un fuerte perfil republicano, han tenido un ascenso en número de votos como nunca antes en la historia democrática de nuestro país. Justo después de que la fuerza más votada en Cataluña haya sido Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y de  que el PSOE abriera la sucesión de su Secretaria General mediante un procedimiento de consulta previa a toda su militancia de corazón e ideología mayoritariamente republicana.

Seguro, o así querrán venderlo  los medios de comunicación y las oligarquías afines al actual régimen político, que la decisión estaba tomada desde hace meses y que el resultado en las urnas poco ha influido en la decisión de nuestro Monarca. Pero en política ninguna decisión es casual y sí causal, la decisión de Juan Carlos I no puede ser de otra forma que fruto de la causalidad, y del medio a no encontrar en el futuro un escenario político afín para proceder a una abdicación  a favor del Príncipe Felipe, porque:  ¿qué pasaría si el nuevo o la nueva líder del PSOE, siguiendo la voluntad mayoritaria del Partido, tuviese un marcado mensaje republicano?; ¿qué pasaría si fuerzas como ERC, IU y Podemos en los próximos encuentros electorales fuesen mayoritarias en el arco político de la izquierda?; ¿qué pasaría si después de una sentencia el yerno del Rey, D. Iñaki de Urdangarín, o su esposa la Infanta Cristina, resultasen condenados?;  ¿qué pasaría si los españoles y las españolas siguiéramos enterándonos de las aventuras y desventuras de nuestro Monarca y de los líos en su Casa Real?; y ¿qué pasaría si el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) siguiera preguntando a los españoles sobre la institución de la monarquía y se constatase que la valoración sigue bajando en picado y que la institución monárquica cada vez goza de menos legitimidad?.

A buen seguro que todas estas preguntas han revoloteado por la cabeza de nuestro Rey, y sólo ha encontrado una única respuesta posible: o es ahora o no será nunca. Así que ha puesto la maquinaria del Estado a funcionar para que en un breve, muy breve, plazo de tiempo y sin consulta previa a los españoles y a las españolas, se apruebe una Ley que facilite una vez más una sustitución tranquila, sin mucho ruido.

Pero ahora en pleno Siglo XXI cuando hay una herramienta de comunicación poderosísima, como es internet, y donde cada ciudadano y ciudadana dispone de acceso a la información de una manera rápida y directa, es muy complicado que sin consulta previa  el nuevo Rey, Felipe VI, goce de la legitimidad necesaria. Ayer, apenas unas horas después del anuncio, las plazas y calles de España se llenaban de miles de ciudadanos y ciudadanas solicitando la celebración de un referéndum, movimiento que irá en aumento en los próximos días.

Así, bien harían las fuerzas políticas, en especial el PSOE de fuerte raíz republicana, en demandar la celebración de un referéndum, que lejos de separar a España en dos, contribuya a remar todos en la misma dirección una vez que el pueblo a través de las urnas se manifieste libre y democráticamente.

A los republicanos, como puede ser mi caso, de resultar la opción mayoritaria seguir manteniendo el actual modelo de Jefatura de Estado, no nos quedará más opción que asumir el resultado y por lo tanto la monarquía lejos de debilitarse, gozaría del vigor y la legitimidad necesaria para afrontar los años siguientes sin sobresaltos.

Por el contrario si el pueblo español se manifestase claramente a favor de la instauración de una República, España se encontraría en el mejor de los escenarios posibles para la realización de una Segunda Transición política a través de un proceso constituyen que transforme definitivamente el actual modelo de Estado.

miércoles, 21 de mayo de 2014

El 25 de mayo: ¡Vota por Europa!



El próximo 25 de mayo los europeos estamos llamados a las urnas, hay elecciones al Parlamento Europeo. Las encuestas hablan que el ganador de los comicios será “la abstención”, gracias a que millones de ciudadanos y ciudadanas del viejo continente se quedarán en sus casas, principalmente fruto de la desesperación de haber perdido la fe en una clase política que defienda los intereses de la mayoría sin dejar a un lado a los que necesitan el apoyo de lo público para que sus condiciones de vida sean las mejores posibles.

Por otro lado, los europeos, o muchos de ellos están gestando un sentimiento antieuropeo por cuestiones que nada tienen que ver con lo que Europa o mejor dicho, con lo que esta Europa tiene y debe representar. Afortunadamente, con sus luces y sus sombras, Europa es el espacio político donde sus ciudadanos gozan de más derechos y libertades, siempre existirán (o existiremos) los que exijan un plus a esta Europa, una Europa más democrática, más participativa y más homogénea, donde no existan territorios con más de un 30% de paro o donde tampoco haya grandes diferencias salariales para un mismo trabajo, donde las prestaciones mínimas sanitarias estén garantizadas y se pueda disfrutar de una educación pública y gratuita de calidad desde la infancia hasta la etapa superior.

Hace falta construir la Europa de los ciudadanos y ciudadanas, durante todos estos años de camino juntos, las políticas europeas se han centrado en construir una Europa competitiva en lo económico en un mundo globalizado, donde Europa representa, en su conjunto, la primera potencia económica del mundo, superando a los Estados Unidos. Según los datos del FMI para 2011, el PIB (nominal) de la Unión Europea es de 15,65 billones de dólares  (el estadounidense es de 15,29 billones) y  que goza de el Estado del Bienestar más desarrollado, lo que nos hace ser prepotentes con respecto a otros territorios.

Europa se enfrenta a su gran reto, estamos en el momento decisivo, o bien para seguir construyendo unos Estados Unidos de Europa o bien para volver a nuestras miserias de países pequeños, en la falsa creencia que gobernar lo pequeño es mejor, cuando quizás lo que se quiere decir es que es más fácil, muchos de nuestros políticos pueden no estar a la altura de las circunstancias y no tener las capacidades que el reto de la construcción de la Unión necesita, pero una cosa no quita la otra. La ciudadanía europea no se puede permitir ni un paso a tras ni un parón en la construcción del gran espacio de libertad que Europa representa.

El próximo domingo 25 de mayo, las urnas se deberían de llenar de votos más que nunca, por primera vez los partidos políticos con ideologías semejantes presentan sus candidatos a la Comisión, es un primer paso, para que pronto los ciudadanos puedan elegir a un Presidente o Presidenta de Europa, con el poder y la legitimidad suficiente para poder hacer una política que mire a los ciudadanos y no a los países o a los interés económicos. Pero para poder seguir construyendo una Europa como nos gustaría a muchos y muchas es necesario que el próximo 25 de mayo acudamos a las urnas.

El 25 de mayo no te quedes en casa y vota.

“El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan.”  Arnold J. Toynbee

viernes, 2 de mayo de 2014

Un gran día



El sábado 26 de abril vivimos un día especial, nuestro “niño” Francisco se casaba con su Rocío. Fue un día de contrastes, de recuerdos, pero sobretodo de alegría. Nuestra madre, la Gran ausente, nos había enseñado a saber disfrutar de la vida y a entenderla como algo frágil e instantáneo, la vida es una sucesión de instantes.

El día había amanecido radiante, los novios e invitados vestían sus mejores galas, la iglesia de Santa Ana, catedral de Triana, perfectamente engalanada… A las 6 de la tarde era la cita, el reloj de pie con su característico tintineo marcaba las seis, el novio y la madrina esperaban a los pies del altar la llegada de la novia, que no se produciría, como es de rigor, hasta unos minutos más tarde de la hora fijada meses antes. Rocío entraba agarrada al brazo de su padre y ¡qué guapa iba!, por la larga alfombra roja comenzaba un paseíllo de nervios precedidos por el más pequeño de la familia Talavera, nuestro Salvi era el encargado de llevar los anillos.

La ceremonia discurrió como se desarrollan estas cuestiones, con las lecturas y las palabras emocionadas  de amigos y familiares de los novios. A la salida una nube de pétalos y arroz marcaban el final de la misma.
Los novios e invitados nos trasladamos a Hinojos a celebrar el convite que tan primorosamente había preparado la pareja, los Salones Atalaya lucían majestuosos, diferentes a anteriores ocasiones, la comida espectacular y el servicio rápido y eficaz, todo salió a la perfección, Rocío y Francisco habían puesto mucha dedicación y empeño para que todo lo que dependiera de ellos fuera irreprochable y así fue.

Después de visitar las mesas de los casi 250 invitados, comenzaba la fiesta, los novios cedieron ese protagonismo a sus amigos y familiares, y la fiesta resultó de lo más animada, sin decaer al menos hasta que este hermano se retiró a las 5 de la mañana y según me cuentan, a los novios les dieron las claritas del día rodeados de sus incondicionales, que como fieles escuderos no los habían dejado solos ni un instante en toda la madrugada.

Ahora los novios están disfrutando de una merecida luna de mil en un lugar paradisiaco de Méjico, la Riviera Maya.

A los que los queremos sólo nos queda desearles por boca de Sabina a esta pareja:
  
“Que todas las noches, sean noches de boda, que todas las lunas, sean lunas de miel.”

lunes, 24 de marzo de 2014

Adolfo Suárez y la necesidad de un nuevo proceso constituyente.


Ayer moría Adolfo Suárez González, el último Presidente de un Gobierno antidemocrático y el Primer Presidente elegido democráticamente por los españoles y españolas. Ahora que todo son alabanzas a su figura, muy propio de nuestro país, ya nadie recuerda los motivos que hicieron a los ciudadanos desconfiar tanto de su partido como de él mismo, y que lo postergaron a la más absoluta irrelevancia política. España con la llegada de la democracia tenía la necesidad vital de sacudirse la caspa que impedía el despegue de un país con ganas de mostrarse al mundo, quería que aquella larga dictadura pasara como un mal sueño, donde no hubieran ni vencedores ni vencidos, donde todos a una se unieran por sacar a España del pozo donde nos había metido una guerra completamente ilegal y sangrienta entre hermanos. Así después de esos primeros años de democracia, quizás más fruto del miedo que de otra cosa, los españoles dejaron en la cuneta y en el olvido lo que Suárez representaba para muchos de sus compatriotas, era un nuevo tiempo que requería de nuevas gentes en la actividad política.

La gran obra de Suárez: la legalización del PCE, la convocatoria de las primeras elecciones democráticas después de la dictadura del general Franco y sobre todo la realización de una nueva Constitución, fueron los pilares sobre los que la sociedad española construyó su nueva morada. Pero superados ya aquellos primeros miedos, con una democracia consolidada y una Constitución que empieza a dar muestras de agotamiento, la sociedad española está pidiendo un nuevo marco de convivencia.

La muerte de Suárez coincide con la Marcha de la Dignidad, que ha llevado a Madrid a miles de ciudadanos y ciudadanas, gentes venidas por miles de todos los puntos de España, que con su voz piden un cambio político, más centrado een los ciudadanos y menos en los mercados, la dignidad humana por encima de todas las cosas.  Parece que el Gran personaje político de la Transición muere justamente cuando se visualiza con mayor fuerza la necesidad de un cambio.

Ahora 36 años después de la aprobación de aquella Constitución, los españoles piden la modificación sustancial de la misma, y al igual que las Cortes Franquistas fueron capaces de firmar su propia acta de defunción, las Cortes nacidas de la Constitución del 78 deben de hacer lo mismo, promoviendo y aprobando una serie de leyes encaminadas a casar las demandas ciudadanas con un cuerpo legislativo nuevo. Donde una nueva Ley Electoral, permita una mayor representación de las sensibilidades políticas en las cámaras, pero que a la vez no sea obstáculo para la formación de gobiernos estables, nuevas leyes que favorezcan la transparencia y la información a los ciudadanos, nuevas leyes que permitan debates ágiles y de profundidad en la Cámara de representación nacional y una nueva cámara de representación territorial, en sustitución del actual Senado, que sirva para que todos los territorios que constituyen este país, junto con las gentes que en ellos viven, se sientan plenamente representados y a la vez coordine unos derechos y obligaciones básicos con independencia del territorio donde se viva. Leyes que terminen con las prebendas de una casta política alejada de la realidad de la calle. Leyes que posibiliten una reorganización territorial del Estado, que sin perder las autonomías ganadas, si busquen una racionalización de los servicios que se prestan a los ciudadanos.

En fin… la muerte de Suárez, nos obliga a todos y todas, a mirar  por el espejo retrovisor sin perder de vista la carretera, los estados son organizaciones políticas vivas, que van adaptándose a las realidades sociales que en cada momento les toca vivir, y quizás la actual realidad, muy parecida a la vivida por Suárez, nos lleve a un nuevo marco constitucional donde dar cabida a una nueva Jefatura del Estado, donde la sangre no sea un elemento de privilegio para nadie y sobre todo que nos sirva para reconciliarnos con una clase política que debe estar a la altura de los ciudadanos y ciudadanas a los que representa.

"En política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela". Antonio Machado.