miércoles, 25 de marzo de 2015

Se abre un tiempo nuevo (Segunda Parte)



Los andaluces han dejado claras sus preferencias de gobierno, pero sobre los resultados del domingo se abren una serie de incertidumbres de difícil respuesta a día de hoy y después de las últimas declaraciones públicas de los dirigentes del PP, Podemos, Ciudadanos e IU. Parece que los partidos que han logrado representación parlamentaria no le van a poner las cosas fáciles al PSOE para que se pueda constituir un gobierno socialista en Andalucía.

Según establece el Estatuto de Autonomía para Andalucía (Art. 118) el PSOE necesitaría en la primera votación de investidura el voto favorable de 55 parlamentarios y parlamentarias, el PSOE por sí sólo dispone de 47 votos, por lo tanto necesitaría conseguir el apoyo favorable al menos de los 9 votos de Ciudadanos, pues los 5 votos de IU no serían suficientes al quedarse la suma IU + PSOE en 52.

Ciudadanos ya ha expresado con claridad que no habrá voto favorable a la investidura en ningún caso, y su negativa a formar Gobierno en Andalucía sin ser la fuerza más votada.

Así, si el PSOE no puede conseguir el apoyo favorable de otras fuerzas políticas, tendrá que enfrentarse a una segunda votación, o sucesivas votaciones durante un periodo máximo de 2 meses desde la primera, donde el Estatuto de Autonomía para Andalucía exige que al menos haya más votos positivos que negativos.

Si Podemos y PP siguen votando en contra, sigue siendo necesario el voto favorable otra fuerza política, en este caso con el voto favorable de IU y la abstención de Ciudadanos sería suficiente, pero ¿estarían dispuestas las bases de IU a dar su apoyo a un PSOE que hace unas semanas rompió un pacto de Gobierno? Desde la organización que dirige Antonio Maillo tienen claro que el haber formado Gobierno con el PSOE esta última legislatura le ha hecho perder su hegemonía en la izquierda a favor de Podemos, así que un nuevo Gobierno de Coalición en estos momentos no parece  posible, pero no podemos descartar un voto favorable a la investidura en la Segunda Votación, aunque esta decisión no será tomada por la Dirección de IU sino por sus bases, muy dolidas por el trato recibido.

La otra opción que le quedaría al PSOE sería conseguir el apoyo  de Ciudadanos,  hecho poco probable, en un año electoral donde el premio gordo se encuentra al final y nadie querrá descubrir sus cartas por miedo a que sus expectativas electorales bajen considerablemente de cara a próximas elecciones, al desconocer las motivaciones reales de los electores a la hora de emitir su voto.

La ciudadanía española siempre ha manifestado en las encuestas realizadas que mayoritariamente prefieren que gobierne la lista más votada aunque sea en minoría, de ahí la “promesa” electoral del PP que ahora incumple; no obstante tampoco se han mostrado los españoles reacios a que fuerzas políticas de sensibilidad ideológica parecida se unan con el propósito de impedir el gobierno del que no es capaz de conseguir el apoyo necesario de la cámara correspondiente.

Por lo tanto los grupos políticos que no están dispuestos a dejar gobernar al partido con más apoyo electoral, PSOE, vendrían obligados a presentar una alternativa de gobierno, que necesariamente pasa por el acuerdo entre PP y Podemos, bien para un gobierno en coalición bien para dejar el gobierno en manos de uno de los dos. Llegados a este punto es complicado que esa opción salga adelante pues previsiblemente contaría con mayores dificultades si cabe que para la opción de gobierno socialista, contando esta vez con los votos en contra de PSOE, Ciudadanos e IU.

Analizadas las anteriores combinaciones y sin posibilidad de conformar gobierno en Andalucía, nuestro Estatuto nos obliga a que los andaluces tengamos  que volver a las urnas a elegir a nuestros representantes, ¿algún político en su sano juicio cree que volver a convocar unas elecciones mejoraría sus expectativas electorales? Es difícil pensar que los andaluces no castigarían severamente a todos ellos, en primer lugar resintiéndose la participación, aumentando la desafección hacia la política y hacia sus representantes, pasaría factura en gran medida a los partidos más centrados ideológicamente y a aquellos que quieren moverse en la transversalidad (pero que los Andaluces lo han posicionado claramente en la izquierda ideológica), además habría que tener en cuenta que estas elecciones en  Andalucía se celebrarían semanas después de las municipales y autonómicas de otras regiones de España, por lo tanto las consecuencias electorales parecen difícil de cuantificar a priori.

Llegados a este punto, lo más sensato sería que los partidos con menos representación que el PSOE lo dejasen gobernar en solitario, absteniéndose en la segunda votación, de esta manera el PSOE quedaría obligado a pactar con la oposición los acuerdos necesarios para sacar las leyes y los presupuestos de la Comunidad a delante, podrían ejercer el control parlamentario como hasta la fecha no ha sido posible y obligaría a la aportación de lo mejor de todos, tanto del Gobierno como de la Oposición, para sacar a Andalucía de la situación económica en la que se encuentra.  Todo lo demás sería hacer un flaco favor a Andalucía.    
   

lunes, 23 de marzo de 2015

Se abre un tiempo nuevo



Ayer cuando se abrieron los colegios electorales, y se escuchaba por la radio la encuesta a pie de urna que había realizado una empresa demoscópica para la radio y televisión de Andalucía, nadie podía sospechar el resultado final que las urnas arrojarían de manera definitiva apenas unas horas más tarde.

La campaña electoral ha sido una de las más duras e intensas que recuerdo, todas las fuerzas políticas con posibilidades reales de obtener representación parlamentaria, habían hecho un gran esfuerzo movilizador durante los últimos quince días y algunos coincidiendo con la fecha del 28 de Febrero, empezaron semanas antes . Aquellos que empezaron el 28F corrían el serio peligro de llegar desfondados a la recta final, sólo se puede empezar una carrera de fondo si previamente se ha entrenado bien, si sobre las piernas se llevan corridos muchos kilómetros y se cuenta con un buen equipo de preparadores. Así que la mayoría apostó por probar suerte el día de la carrera, de esta maratón de dos semanas, confiando en los nuevos métodos de entrenamiento y que su juventud sería más que suficiente para imponerse en la línea de meta el 22 de marzo. Otros apostaron por un entrenamiento mixto, algo de nuevas técnicas de entrenamiento y algo de entrenamiento tradicional, a la vista está que la apuesta ha resultado un fracaso.

Así en esta Andalucía “indolente”, “subsidiaria”, ”acomplejada” y “borrega” para muchos, antes del 22 de marzo y después del 22 de marzo, sólo podía tener éxito la fórmula que el PSOE lleva aplicando desde hace décadas, que no es otra que la del trabajo diario, pueblo a pueblo, barrio a barrio, siempre al lado de la gente, siendo el partido que mejor ha defendido los interese de Andalucía, pero sobretodo dando la cara personalmente, sin rehuir el cuerpo a cuerpo y sin tener miedo a reconocer los errores.

Los andaluces son conocedores de la realidad en la que viven, muchos sufren directamente la lacra del paro de larga duración, otros muchos han tenido que coger sus maletas cargadas de ilusiones a buscar un futuro más acorde con sus posibilidades, otros han visto como un banco miserable le ha echado de su casa por no poder hacer frente a su préstamo hipotecario…pero una mayoría es consciente que a día de hoy el partido que mejor defiende sus intereses y en el que vuelven a confiar una vez más es el PSOE de Andalucía, pero ¿por qué?, ésta es la pregunta que se hacen mayoritariamente los que no viven en Andalucía y algunos que siendo y viviendo en Andalucía tampoco se conforman con el resultado de las urnas.

Bajo mi humilde opinión, la respuesta es sencilla: los andaluces tienen memoria. Saben de dónde veníamos y cual es la realidad que viven en sus ciudades. Saben que ese hijo que hoy se marcha a cualquier lugar del mundo con una maleta, lo hace en la mayoría de las ocasiones con un título universitario que lo habilita para el desempeño de una profesión cualificada; sabe que su hijo pequeño tiene derecho a una educación de calidad en un colegio público, muchos de ellos bilingües, con comedores y aulas matinales que facilitan el trabajo a los progenitores; sabe que si enferma cualquier miembro de su familia le atenderán con los medios más avanzados y los profesionales más cualificados, sin necesidad de ser pudiente para que le traten de su dolencia más costosa; sabe que se puede desplazar por Andalucía en una red de carreteras homologables a las de otros países con más posibles; sabe que el vivir en un pueblo alejado de una gran ciudad ya no es inconveniente para tener un desarrollo personal pleno sin renunciar a los mismos servicios de los que se disponen en las ciudades; sabe tanta cosas…que a pesar de que la lacra del paro sea tan tremenda en esta tierra, confía en que los socialistas sean capaces de seguir transformando Andalucía en la búsqueda  de una sociedad más justa, igualitaria y solidaria para todos y todas.

Hoy, 23 de marzo, se abre un tiempo nuevo, el PSOE se enfrenta a una legislatura donde acomete la aventura de gobernar y legislar en solitario, los partidos que han logrado representación tirarán para un lado (PP y Ciudadanos) y para su opuesto (Podemos e IU), el PSOE, junto a la Presidenta Susana Díaz, tendrán que poner sobre la mesa sus mejores dotes negociadoras, tendrá que tener la valentía para enfrentarse con sus demonios, y abrir las puertas y ventanas que airén las dependencias de la Junta de Andalucía. Los ciudadanos han vuelto a dar su apoyo mayoritariamente al PSOE, pero a diferencia de otras ocasiones, también han dejado muy claro lo que no quieren para Andalucía.

Ahora sólo queda respetar la voluntad del pueblo andaluz, voluntad que ha confiado nuevamente su destino al PSOE, que ha castigado las políticas de recortes y asfixia a Andalucía del Partido Popular y que muchos votantes de la derecha política prefieren un partido político más moderno como Ciudadanos;  que prefieren a la mediática y joven Podemos antes que a la vieja izquierda comunista de IU; y que ni Partido Andalucista ni UPyD cuentan con la confianza suficiente para representar a los andaluces y andaluzas en el Parlamento de Andalucía.