miércoles, 6 de mayo de 2015

Se abre un tiempo nuevo (Tercera Parte)



“La música y la letra me gustan”, “Le doy las gracias por haber incorporado nuestras exigencias”, estas fueron dos de las frases que se pudieron oír ayer en el Parlamento de Andalucía en la Segunda Sesión  del Debate de Investidura. La primera pronunciada por Teresa Rodríguez, portavoz del grupo de Podemos, y la segunda por Juan Marín, portavoz del grupo de Ciudadanos.

Cualquier persona con un mínimo de sensatez después de escuchar a estos dos portavoces podría pensar que la candidata a presidenta por el PSOE, Susana Díaz, está dispuesta a gobernar de una forma nueva, quizás más fruto de la nueva situación que de una voluntad sincera, pero fuera como fuese obligada a gobernar con la mano tendida a todos los grupos del Parlamento.

La ciudadanía ha venido opinando, y que la actual configuración del Congreso de los Diputados le da la razón, que no es positivo por el gobierno de un país, comunidad autónoma o municipio las mayorías absolutas y que prefieren la necesidad de que la fuerza más votada llegue a acuerdos puntuales con otras fuerzas o bien un pacto de “perdedores” pero con un programa de gobierno común.

Así las cosas carece de toda lógica política, que los perdedores impidan la constitución de un gobierno y obliguen a la ciudadanía a una vuelta a la urnas apenas unos meses después. Porque ¿qué resultado esperan obtener los unos y los otros? Sólo hay dos opciones: o castigar al partido que ganó ampliamente la primera vez o castigar a aquellos que han impedido la constitución del gobierno ¿qué creen que pasaría la final? Lo más lógico es pensar que castigarán severamente a aquellos que han impedido el gobierno ¿por qué? La respuesta es sencilla, los que votaron a favor del partido que salió victorioso lo volverán a hacer y lo harán “cabreados” por lo tanto el grado de movilización de estos votantes será mucho mayor, en segundo lugar muchos y muchas se sumarán al caballo ganador (siempre hay votantes de este perfil), por el contrario aquellos que votaron impidiendo la constitución de un gobierno en Andalucía, verán como su voto en aquella ocasión sirvió de poco y por lo tanto su movilización descenderá algún punto y por otro lado se pudiera dar la paradoja que el reparto de los votantes de las otras fuerzas políticas o bien se repartiese en otras proporciones o bien fueran a otras fuerzas políticas que no habían alcanzado representación en las primeras elecciones, beneficiando en todo caso al partido que ya ganó la primera vez. Están claras las posturas de PP e IU, ambos instalados en el “no”, pero que se podrían llevar la amarga sorpresa en esas segundas votaciones que el primero perdiera muchísimos votos a favor de la fuerza emergente, Ciudadanos, y el otro que perdiera el grupo propio en el Parlamento sin que necesariamente eso fuera acompañado de una subida importante de Podemos. 

Pero los cuatro partidos tienen miedo de que su abstención, se entienda como un apoyo al PSOE, y tal decisión les restase posibilidades en las próximas elecciones del 24 de mayo, cuando  es precisamente lo contrario lo que ocurrirá, es decir aquellos que nieguen el gobierno del PSOE en Andalucía, se tendrán que enfrentar a la siguiente disyuntiva:  ¿A quién voto? Aquí también parece claro que el votante ante la duda siempre optará por el conocido como “voto útil” en un caso, reforzando al partido mayoritario en el ala izquierda, el PSOE, ante el miedo a una victoria de la derecha; mientras que el votante conservador muy probablemente, no olvidemos que ahora sólo se votó en Andalucía, deseoso de hacer pagar al PP los casos de corrupción y de las medidas antisociales  aplicadas, finalmente se decante por una fuerza política “más amable” como Ciudadanos.

Así las cosas, ¿qué hacer? Yo si fuese responsable de las fuerzas políticas  y ahora que tanto se habla de “tacticismos” electorales, haría lo siguiente: si fuera responsable del PSOE: no haría nada, ya en el debate de investidura ha demostrado su voluntad de diálogo y de mano tendida a las otras fuerza, así esperaría la decisión de los otros como fruta madura a sabiendas que cualquier decisión de los otros me beneficiaría; si lo fuera del PP: seguiría votando en contra, si tuviese la certeza de que el PSOE en algún momento consigue formar gobierno y por lo tanto no hay que volver a repetir las elecciones; si lo fuera de Podemos: optaría por la abstención en la segunda vuelta, toda vez que el PSOE ha aceptado algunas de las condiciones y busco una centralidad política que sería difícil de mantener en el caso de seguir apostando por el “no”, no obstante en el caso de que se llegara a repetir las elecciones tampoco me preocuparía mucho pues seguramente podría arañar algunos de los escaños de IU; si lo fuese de Ciudadanos: también optaría por la abstención en la segunda vuelta, puesto que al igual que con Podemos el PSOE ha asumido gran parte de sus condiciones, también al igual que a Podemos la repetición de las elecciones podría beneficiarle en perjuicio del PP, pero esta decisión muy probablemente le perjudicaría en sus apoyos provenientes del IBEX; por último si lo fuera de IU: tengo claro que la mejor opción es la abstención, permitiendo el gobierno de los socialistas, pues de la repetición de unas elecciones muy probablemente sólo lograría la irrelevancia política en Andalucía, así como también perjudicaría a los interés de IU a nivel estatal.

Así están las cosas y así las veo. Sigan jugando a la política, mientras la vida pasa por sus ventanas.

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