Cuando el 6 de diciembre de 1978
los españoles y las españolas aprueban la
Constitución, lo hacen con la clara intención de dejar atrás la etapa más negra
y cruel de España, para ello se hace preciso que una gran parte del pueblo
español renuncie a su legítima aspiración de establecer como modelo
de estado la república, sustituyendo este modelo por el novedoso de “monarquía
parlamentaria”, claramente diferente del modelo de “monarquía liberal” que
recogía la Constitución de 1876 anterior a la Constitución Republicana de 1931.
Así el pueblo español, quiso
desprenderse de ropajes anteriores, con el claro ánimo de abrazar lo nuevo como
única posibilidad de construir un futuro en paz y libertad.
Para ello decidió en su artículo
4 definir como símbolo de la nación española que “la bandera de España está
formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la
amarilla de doble anchura que cada una de las rojas”, colores que desde finales del S.XVIII viene siendo de uso común por el Estado Español, salvo por
el periodo Republicano comprendido entre 1931 y 1939, aunque el color morado
era utilizado en ciertas organizaciones republicanas desde principios del S.XX con
la pérdida de fuerza de la monarquía. Desgraciadamente con el golpe de estado
de 1936 la introducción del color morado
en 1931 sirvió para que los golpistas se apropiaran de la que había sido la
bandera de España hasta 1931 en contraposición con el Estado legalmente constituido
republicano.
La salida el pasado domingo del
Secretario General del PSOE a un escenario con una gran bandera de España a su
espalda ha sido fuertemente contestada por los sectores más republicanos de su (mi)
partido, sector en el que personalmente me encuentro, y que viene reivindicado
a través del uso de la “Tricolor” en sus actos de la necesidad de recuperar un
modelo de estado republicano, basado en la igualdad entre hombres y mujeres, y
que por lo tanto choca frontalmente con el mantenimiento de cualquier modelo monárquico,
además el uso de la bandera republicana también está siendo usado para la
reivindicación de una verdadera Memoria Histórica, donde se recuperen e
identifiquen los cuerpos de los compatriotas asesinados y enterrados en fosas
comunes, carreteras y cunetas repartidos por toda España, además de que
aquellos causantes de tanto dolor sean despojados de sus “reconocimientos”
públicos y que la ciudadanía no tenga más de ellos que el de haber sido unos
seres despreciables e ignominiosos.
Pero ¿es compatible el uso de
ambas banderas por aquellos que tenemos alma republicana y nos sentimos tan
español como cualquiera? Personalmente entiendo que sí, que nada impide llevar
con orgullo la actual bandera de España como símbolo de una nación que ha
sabido construir una sociedad en libertad, más igualitaria y más justa (aunque
todavía quedan muchos aspectos que mejorar para conseguir esa igualdad y justicia
plena) durante estos más de 35 años de democracia y por el contario reclamar
que mediante un referéndum el pueblo español pueda decidir entre mantener el
actual modelo de monarquía parlamentaria o por el de una República entre
iguales, para esto último el uso de la tricolor republicana es una perfecta
aliada para hacer llegar nuestras ideas de republicanismo, laicidad y
federalismo al conjunto de los españoles y españolas.
Esperemos que al menos el gesto
del Secretario General del PSOE sirva para recuperar un símbolo que es de todos
y todas las españolas con independencia de su ideología política.
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