miércoles, 28 de agosto de 2013

I have a dream



I have a dream

Hoy cuando se cumplen 50 años del famoso discurso de Martin Luther King, yo también acaricio el sueño de ver una mundo más justo, solidario y medioambientalmente sostenible. Un mundo donde las distintas civilizaciones, razas, sexos y culturas se den la mano para construir un mundo mejor.

Han pasado cincuenta años de aquel discurso pronunciado a las puertas del poder de Washington, es cierto que en estos años la discriminación racial en los países más civilizados ha avanzado mucho y tantos hombres como mujeres con independencia del color de su piel se enfrentan a los mismos problemas y tienen las mismas dificultades para sacar a sus familias adelante. Pero no es menos cierto que aun estamos muy lejos de que cualquier hombre o mujer;  negro, blanco o amarillo; europeo, norteamericano, asiático o africano; cristiano, musulmán o judío… sea realmente igual en derechos a otro. Pues las condiciones en las que uno viene al mundo condiciona poderosamente su desarrollo personal, así en nada se parecerá la vida de un niño de raza negra, nacido en una familia humilde de áfrica, a una niña de la misma edad nacida en una clase explotada en Asia, como estos dos niños estarán tan lejos de otro nacido en una familia bien de Europa. 

Y esto, que parece una obviedad, no lo es tanto cuando los capitales circulan libremente por este mundo y por el contrario sus moradores son explotados sistemáticamente por estos capitales. Lejos estamos de alcanzar esa paz social que nos iguale a todos y todas en derechos y obligaciones con independencia de nuestras circunstancias. Si se vive en un mundo global, hay que pensar en derechos globales, en donde el fin superior sea conseguir una armonía entre razas, sexos, religiones y nacionalidades. Se echa de menos un gobierno del mundo más global, se necesita unas Naciones Unidas (o como se llamen) fuertes donde los ciudadanos de cualquier lugar podamos estar presentes en las decisiones que se adopten. Donde la democracia real sea la forma de gobierno en cada una de las regiones, y no una democracia impuesta por los capitales que hacen y deshacen gobiernos a su antojo y beneficio, sin importar ni las gentes ni el medio ambiente que les rodea.

Sinceramente creo que ha llegado la hora de aunar el interés general de la población en la lucha de ese objetivo final, el alcanzar un mundo en paz, social y medioambientalmente sostenible.

Pero para conseguir tan grande empresa, es necesario actuar desde lo individual, adoptando conductas responsables con nuestro prójimo y con nuestro entorno más inmediato, conductas tales como el consumo y la compra responsable en establecimientos de proximidad, ir caminando, en bicicleta o en transporte público a la mayoría de nuestras actividades cotidianas, fomentar y participar en asociaciones o colectivos que se preocupen en la mejora de su entorno…

Quizás, si adoptamos estas medidas, entre otras muchas, alguien dentro de cincuenta años podrá plantearse otros tipos de sueños.

Mientras que esto llega sólo recordar que  los sueños se consiguen luchando y no durmiendo.

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