Ayer cuando se abrieron los colegios
electorales, y se escuchaba por la radio la encuesta a pie de urna que había
realizado una empresa demoscópica para la radio y televisión de Andalucía,
nadie podía sospechar el resultado final que las urnas arrojarían de manera
definitiva apenas unas horas más tarde.
La campaña electoral ha sido una
de las más duras e intensas que recuerdo, todas las fuerzas políticas con
posibilidades reales de obtener representación parlamentaria, habían hecho un
gran esfuerzo movilizador durante los últimos quince días y algunos
coincidiendo con la fecha del 28 de Febrero, empezaron semanas antes . Aquellos
que empezaron el 28F corrían el serio peligro de llegar desfondados a la recta
final, sólo se puede empezar una carrera de fondo si previamente se ha
entrenado bien, si sobre las piernas se llevan corridos muchos kilómetros y se
cuenta con un buen equipo de preparadores. Así que la mayoría apostó por probar
suerte el día de la carrera, de esta maratón de dos semanas, confiando en los
nuevos métodos de entrenamiento y que su juventud sería más que suficiente para
imponerse en la línea de meta el 22 de marzo. Otros apostaron por un entrenamiento
mixto, algo de nuevas técnicas de entrenamiento y algo de entrenamiento
tradicional, a la vista está que la apuesta ha resultado un fracaso.
Así en esta Andalucía “indolente”, “subsidiaria”,
”acomplejada” y “borrega” para muchos, antes del 22 de marzo y después del 22
de marzo, sólo podía tener éxito la fórmula que el PSOE lleva aplicando desde
hace décadas, que no es otra que la del trabajo diario, pueblo a pueblo, barrio
a barrio, siempre al lado de la gente, siendo el partido que mejor ha defendido
los interese de Andalucía, pero sobretodo dando la cara personalmente, sin rehuir
el cuerpo a cuerpo y sin tener miedo a reconocer los errores.
Los andaluces son conocedores de
la realidad en la que viven, muchos sufren directamente la lacra del paro de
larga duración, otros muchos han tenido que coger sus maletas cargadas de
ilusiones a buscar un futuro más acorde con sus posibilidades, otros han visto
como un banco miserable le ha echado de su casa por no poder hacer frente a su préstamo
hipotecario…pero una mayoría es consciente que a día de hoy el partido que
mejor defiende sus intereses y en el que vuelven a confiar una vez más es el
PSOE de Andalucía, pero ¿por qué?, ésta es la pregunta que se hacen
mayoritariamente los que no viven en Andalucía y algunos que siendo y viviendo
en Andalucía tampoco se conforman con el resultado de las urnas.
Bajo mi humilde opinión, la
respuesta es sencilla: los andaluces tienen memoria. Saben de dónde veníamos y
cual es la realidad que viven en sus ciudades. Saben que ese hijo que hoy se
marcha a cualquier lugar del mundo con una maleta, lo hace en la mayoría de las
ocasiones con un título universitario que lo habilita para el desempeño de una
profesión cualificada; sabe que su hijo pequeño tiene derecho a una educación
de calidad en un colegio público, muchos de ellos bilingües, con comedores y
aulas matinales que facilitan el trabajo a los progenitores; sabe que si enferma
cualquier miembro de su familia le atenderán con los medios más avanzados y los
profesionales más cualificados, sin necesidad de ser pudiente para que le
traten de su dolencia más costosa; sabe que se puede desplazar por Andalucía en
una red de carreteras homologables a las de otros países con más posibles; sabe
que el vivir en un pueblo alejado de una gran ciudad ya no es inconveniente
para tener un desarrollo personal pleno sin renunciar a los mismos servicios de
los que se disponen en las ciudades; sabe tanta cosas…que a pesar de que la
lacra del paro sea tan tremenda en esta tierra, confía en que los socialistas
sean capaces de seguir transformando Andalucía en la búsqueda de una sociedad más justa, igualitaria y
solidaria para todos y todas.
Hoy, 23 de marzo, se abre un
tiempo nuevo, el PSOE se enfrenta a una legislatura donde acomete la aventura
de gobernar y legislar en solitario, los partidos que han logrado
representación tirarán para un lado (PP y Ciudadanos) y para su opuesto
(Podemos e IU), el PSOE, junto a la Presidenta Susana Díaz, tendrán que poner
sobre la mesa sus mejores dotes negociadoras, tendrá que tener la valentía para
enfrentarse con sus demonios, y abrir las puertas y ventanas que airén las
dependencias de la Junta de Andalucía. Los ciudadanos han vuelto a dar su apoyo
mayoritariamente al PSOE, pero a diferencia de otras ocasiones, también han
dejado muy claro lo que no quieren para Andalucía.
Ahora sólo queda respetar la
voluntad del pueblo andaluz, voluntad que ha confiado nuevamente su destino al
PSOE, que ha castigado las políticas de recortes y asfixia a Andalucía del Partido
Popular y que muchos votantes de la derecha política prefieren un partido
político más moderno como Ciudadanos; que
prefieren a la mediática y joven Podemos antes que a la vieja izquierda
comunista de IU; y que ni Partido Andalucista ni UPyD cuentan con la confianza
suficiente para representar a los andaluces y andaluzas en el Parlamento de Andalucía.
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